Tengo una idea. La pienso, la diagramo en mi cabeza y después tu pragmatismo me escupe un – El Papa nunca se va a subir a una moto, por más naranja y de cilindrada alta que sea.- No me resigno a no ver su traje blanco volando al viento. No, no me digas que no es una kipá lo que usa, parece una y yo solo necesito definir si el casco debe tener uno por fuera de la kipa o si la kipá va adentro.
Sos un pisa brote. Mi Papa está radiante y feliz, es disruptivo, nadie espera esa imagen. No, no me hables de la incongruencia de las ideas, de los ribetes religiosos, del costado ofensivo que puede crecer como una ola y taparnos. El mundo publicitario está lleno de gente cool que se sube a una moto, pero de Papas empoderados no. Coca Cola metió osos árticos a la publicidad y vos me decis que yo no puedo usar un Papa. Mc Donalds agregó manzanas como postre sano, pero vienen en una bolsa plástica en lugar de venir en el envase original. Y vos me hablas de contradicciones.
Mis ideas no son malas, a lo sumo están a destiempo. En mi universo un Papa en moto, no es revolucionario, es algo esperable, es como caminar por la noche, perder la billetera, volver y que no solo siga ahí, sino que alguien la puso en el alero de una ventana para que no la mearan los perros. Mi universo es así de desconcertante. Es el mismo en donde los avisos de toallitas femeninas le dicen apósitos y la sangre que se muestra pertenece a Pitufina. Hay que avisarles que no estamos ni cubriendo ni tapando heridas y la sangre, mal que les pese, es del mismo color que el gorro de papa Pitufo.
Insistís en no llamar al vaticano, porque te parece descabellada mi propuesta, pero pensalo bien, veíamos como ridículos a los orientales usando barbijos y hoy es más difícil que te olvides el celular que la mascarilla antes de salir. Lo que hoy te parece increíble, mañana puede ser posible y pasado nos estamos sacando una selfie en la Plaza de San Pedro.
Deja de socavarme mi moral creativa. Sino me permitis que te cuente mi idea completa, no se porque das por sentado que la campaña no va a ser un éxito.
Hacete la maqueta mental. Te presto mis ojos. Ahí viene, haciendo ronronear el motor, el traje blanco impoluto, el casco puesto porque claramente no le vamos a pedir al Real que se siente sobre 250 caballos de fuerza (si algo le pasa, millones de feligreses nos maldecirían). Sigo, si estas ahí. La plaza vacía, el sol que se pone en el horizonte, el Papa llega a la entrada, se baja con sus mocasines simpáticos y se cierra con un plano general que incluye: moto/Papa/capilla sixtina y una placa que reza… Bikes and Popes, what´else?